Su verdadero nombre era María Esther Brañeiro. Nacida en Galicia, en 1934. Al tiempo, su familia se mudó a la Argentina y comenzaron viviendo en el centro porteño. A los 15 años, contrajo neumonía. Su madre, desesperada, consultó con un médico, quien le recomendó irse a vivir a Córdoba, o en su defecto, a Castelar. Alquilaron, finalmente, una casa en la localidad del partido de Morón, y allí su hija logró curarse. Eso, trajo la decisión, ya de instalarse en Castelar definitivamente. Allí, la muchacha, pasó su juventud, haciendo amigas, paseando, llendo a bailar al Club Argentino. Y ya, en ese entonces, tenía la afición por cocinar, algo que le transmitió su madre, a quien le encantaba cocinar. Mas adelante, se enamoró de Tiburcio Berreteaga, un vasco que venía de haber sido parte de la Guerra Civil española. La pareja llevaba un lindo matrimonio, hasta que el enfermó, y Chly, se vio obligada a salir a trabajar. A partir de allí, comenzó a dar cursos culinarios en una escuela de la zona, con singular éxito, y total aceptación de sus alumnos. En 1963 se produce su debut televisivo, hasta que llega a tener una participación en el programa "Buenas tardes, mucho gusto". Ya, en ese entonces, era "Choly" Berreteaga. Mas adelante, también fue figura en "Utilisíma". Su carrera no tuvo tropiezos, y si, un ascenso continuo, que le permitió estar mas de 50 años, enseñando a cocinar por TV. Su fórmula, tanto en TV como en los libros, era llegar a la gente, enseñándole a cocinar en forma directa y sencilla.También editó mas de 50 libros, siempre con su particular forma de cocinar : rápido, sencillo, y muy rico, siendo su primer gran éxito : "Cocina fácil para la mujer moderna", del que se llegaron a vender mas de 1.500.000 ejemplares (otro de sus publicaciones exitosas fue "600 recetas fáciles"). Su fama había alcanzado tal nivel, que el propio Municipio de Morón, la llegó a declarar "Ciudadana ilustre" por su trayectoria. Así fue la vida de esta mujer, que nos dejó a los 91 años, una verdadera pionera de la cocina argentina, que vivió sorteando dificultades, pero siempre, con su receta preferida, no solo para la cocina, sino, para la vida : "Cocinar es un acto de amor, porque uno lo hace pensando en el otro".
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