Desde que el Presidente Alberto Fernández, con el apoyo de la oposición, que estuvo a la altura de las circunstancias, decretó la cuarentena obligatoria debido a la crisis del coronavirus, la vida de los argentinos, ya no es la misma. Argentina se convirtió, así, en el primer país de Sudamérica en entrar en un aislamiento social preventivo y obligatorio, que consiste básicamente, en la prohibición a toda la ciudadanía de abandonar sus hogares con la excepción de salir a comprar alimentos o medicamentos, desde el viernes 20 de marzo a las 00:00 hs.hasta el 31 de marzo.
- Las costumbres y los hábitos de los argentinos, que ya había comenzado a cambiar progresivamente, se debió intensificar, y el panorama urbano fue otro muy distinto al habitual. En todas las provincias del país, en todos los municipios del conurbano, y en particular, Morón, epicentro de la zona oeste, como las localidades vecinas (Castelar, haedo, El palomar, Villa Tesei, Hurlingham, Ituzaingó) la vida de sus habitantes se modificó sustancialmente.
Cumpliendo con las restricciones, la gente que circuló desde ese mismo viernes, se redujo drásticamente, pudiendo observar al transporte con muy pocos pasajeros, así fuera colectivos o trenes, que, recordamos, ya debían cumplir, decretado con anterioridad, no llevar pasajeros parados. Los colectivos, con dos, tres, o cinco pasajeros como máximo, y los trenes (que por ejemplo, el Sarmiento, solo paraba en Once, Liniers, Morón, Merlo y Moreno) con sus asientos ocupados, en solo, un 20%. El tránsito de vehículos, también bajó notoriamente, y las calles y avenidas, se veían semi-desiertas. Tan solo, quienes debían cumplir con el abastecimiento de alimentos, transitaban, ya desde temprano. Mientras, los negocios, cerrados, en su inmensa mayoría, aportaban un paisaje urbano realmente desolado. Solo las farmacias, y en especial, los supermercados, mostraban movimiento de gente, debiendo hacer la cola afuera. Las farmacias, atendiendo desde adentro, sin ingreso de público, o de a uno, y los supermercados (en el Coto del centro de Morón, hubo bastante aglomeración), permitiendo ingresar por grupos, eran quienes, comprendían la excepción a la regla. Otros de los rubros que permanecían abiertos, y debían funcionar, eran las estaciones de servicio que despachan el combustible, y por supuesto, todo lo referente a la atención sanitaria. En los barrios, el panorama, era distinto, con un movimiento un poco mayor, ya que, de acuerdo a lo sugerido oficialmente, mucha gente se dedicó a comprar, en los comercios (almacenes, carnicerías, verdulerías), como se los denomina, de cercanía.
- Paralelamente, también están los que, irresponsablemente, no cumplían con lo decretado, y de allí, que se produjeran algunas detenciones, cuando, al transitar, y ser indagados, no podían justificar, que hacían fuera de sus casas. También, en algunas rutas, demasiado transitadas, se pudo comprobar, que muchos, no comprendieron, lo que se repitió hasta el cansancio : que esto no son vacaciones. Son los aspectos negativos, que nunca faltan.
A la vez, las recomendaciones, se repiten, con insistencia, por canales de TV, radios, e internet,.de no solo, el #YoMeQuedoEnCasa, sino los consejos para cumplir con sus propios hábitos caseros, como lavarse las manos continuamente con agua y jabón, usar el alcohol en gel, y mantener una limpieza y desinfección general de la casa. Algo que se podría objetar, es que no se ve con la continuidad necesaria el control y vigilancia, en las calles, lo que bien, ya, debería intensificarse. Así, la Argentina intenta no repetir los casos, por ejemplo, de Italia y España, donde la situación se agravó a límites tremendamente dramáticos. Por el bien de todos, que la responsabilidad y la toma de conciencia, sean decisivas para que este drama sea lo mas leve posible, y que Morón, y localidades vecinas del oeste, estén a la altura.
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