Deportivo Morón pasa por momentos de profunda turbulencia. No encuentra ni calma ni sensatez, y está envuelto en una situación, prácticamente caótica. Malos resultados futbolísticos, acompañados de malas decisiones, desencuentros y situaciones incomprensibles, crearon un clima muy raro e insostenible que desembocó, primero en el alejamiento del cuerpo técnico, y a los pocos días, con la renuncia del antes, aclamado, y hoy, duramente cuestionado Presidente Alberto Meyer.
Todo mal. Ni una a favor : La serie de complicaciones comenzaron desde muy temprano, allá por el inicio mismo de este torneo. En un principio, parecía que sería un gran año para Deportivo Morón, por la confirmación del cuerpo técnico que todos querían, con Walter Otta a la cabeza, y la contratación de un ídolo del club, y figura de primera, Román Martínez (hoy, luciéndose en San Lorenzo). Sin embrago, muy pronto, aparecieron cortocicuitos, y Román Martínez, sin tanta justificación, y muy apresuradamente decide irse del club. No pasó mucho, que lo siguió el DT, Otta, que, sorpresivamente, también decide abandonar. Sin entenderse ni comprenderse mucho, ambas decisiones, evidentemente, igual, actuarían como un duro golpe a las pretensiones que el equipo y el club tenían para esta etapa del torneo Nacional B. Nunca se pudo asimilar, ambos alejamientos. Asumió, así, la dupla técnica Méndez-Pico, y si bien el equipo no desentonó nunca, y tuvo algunas buena actuaciones, por distintos y variados motivos, los resultados no acompañaron, y de a poco, el equipo se fue cayendo, hasta entrar en un alerta rojo, por el bajo promedio y el amenazante descenso. Hasta que tras una nueva derrota, los DT renuncian, y ahí pareciera ser, que comienzan los desaciertos, los desencuentros internos, y la presión externa. Cuando parecía que todo se descomprimiría con el anuncio de la contratación del nuevo DT, Juan Pablo Pumpido, sobreviene un inesperado e incomprensible contrapunto, aparentemente, provocado por expresiones del Presidente Meyer, y el DT que no firma, y se vuelve a su provincia, sin dar mas señales de vida. Esto trajo, un inocultable nerviosismo, y ante la presión de todo el entorno del club, y dentro mismo de la CD, se produce la renuncia de Alberto Meyer, quien en estos últimos tiempos, parecía que hubiera perdido la brújula, y sus actitudes y decisiones, perdieron compotura. Mientras, el equipo será conducido por la dupla Migliardi-Sibelli, de indiscutible identificación con el club, pero que, quizás, no sea el momento lo mas conveniente, sobre todo, por la tremenda presión, aunque, ante la gravedad de la situación, cuentan con un apoyo unánime.
Fin del ciclo Meyer : Con esta decisión de presentar la renuncia, se aleja así, el Presidente que hasta hace algo mas de un año, gozaba de las mieles que aportan los triunfos. Primero, solucionó una situación de hecatombe, en la que se hallaba el club, con atrasos de varios meses en los pagos de todo : luz, gas, teléfono, sueldos. Luego, a eso, le sumaría el gran logro : sacar Campeón a Morón, tras 27 años de postergaciones y sufrimiento. Por eso, quien imaginaría, en ese momento, que llegaría a esta situación, de tener que abandonar el club, renunciando, en medio de la soledad, y ya, prácticamente, sin apoyo de nadie. Obviamente, que mas allá de todos esos aciertos logrados, y éxitos indiscutibles, muchos errores habrá cometido para que se le revirtiera esa situación favorable. Su personalidad, extremadamente personalista, y sus modos, que por lo general, no eran los mejores, le fue sumando enemigos, y alejando amigos. Esta actitud negativa y equivocada del Presidente, se fue acrecentando con el correr del tiempo. Sumado a que los opositores, no le perdonaron una, y colaboraron, directa o indirectamente, a provocar esta situación extrema de desorden y confusión, que puede concluir en lo peor, y menos deseado : el descenso a la B. Para Meyer, así, todo llegó a un punto, que no tuvo mas retorno, y ya sin siquiera el apoyo de su propios compañeros de CD, quienes le solicitaron la renuncia, tuvo que acceder a alejarse de la conducción, para descomprimir un poco la situación insostenible en que se halla el club. Ahora, Deportivo Morón queda bajo la conducción del Vice-Presidente, Roque Labbozzetta, un dirigente muy activo, que hace años viene integrando las distintas Comisiones, y ahora le toca enfrentar el duro y difícil desafío de encauzar y enderezar un barco que anda casi, casi a la deriva, y sin rumbo. Futuro incierto para un club, que no termina de aunar criterios y voluntades en pos de concretar una construcción seria e importante, y que no cuenta, ni adentro ni afuera, con las figuras indiscutibles, que permitan lograr el gran crecimiento que Deportivo Morón merece.
Todo mal. Ni una a favor : La serie de complicaciones comenzaron desde muy temprano, allá por el inicio mismo de este torneo. En un principio, parecía que sería un gran año para Deportivo Morón, por la confirmación del cuerpo técnico que todos querían, con Walter Otta a la cabeza, y la contratación de un ídolo del club, y figura de primera, Román Martínez (hoy, luciéndose en San Lorenzo). Sin embrago, muy pronto, aparecieron cortocicuitos, y Román Martínez, sin tanta justificación, y muy apresuradamente decide irse del club. No pasó mucho, que lo siguió el DT, Otta, que, sorpresivamente, también decide abandonar. Sin entenderse ni comprenderse mucho, ambas decisiones, evidentemente, igual, actuarían como un duro golpe a las pretensiones que el equipo y el club tenían para esta etapa del torneo Nacional B. Nunca se pudo asimilar, ambos alejamientos. Asumió, así, la dupla técnica Méndez-Pico, y si bien el equipo no desentonó nunca, y tuvo algunas buena actuaciones, por distintos y variados motivos, los resultados no acompañaron, y de a poco, el equipo se fue cayendo, hasta entrar en un alerta rojo, por el bajo promedio y el amenazante descenso. Hasta que tras una nueva derrota, los DT renuncian, y ahí pareciera ser, que comienzan los desaciertos, los desencuentros internos, y la presión externa. Cuando parecía que todo se descomprimiría con el anuncio de la contratación del nuevo DT, Juan Pablo Pumpido, sobreviene un inesperado e incomprensible contrapunto, aparentemente, provocado por expresiones del Presidente Meyer, y el DT que no firma, y se vuelve a su provincia, sin dar mas señales de vida. Esto trajo, un inocultable nerviosismo, y ante la presión de todo el entorno del club, y dentro mismo de la CD, se produce la renuncia de Alberto Meyer, quien en estos últimos tiempos, parecía que hubiera perdido la brújula, y sus actitudes y decisiones, perdieron compotura. Mientras, el equipo será conducido por la dupla Migliardi-Sibelli, de indiscutible identificación con el club, pero que, quizás, no sea el momento lo mas conveniente, sobre todo, por la tremenda presión, aunque, ante la gravedad de la situación, cuentan con un apoyo unánime.
Fin del ciclo Meyer : Con esta decisión de presentar la renuncia, se aleja así, el Presidente que hasta hace algo mas de un año, gozaba de las mieles que aportan los triunfos. Primero, solucionó una situación de hecatombe, en la que se hallaba el club, con atrasos de varios meses en los pagos de todo : luz, gas, teléfono, sueldos. Luego, a eso, le sumaría el gran logro : sacar Campeón a Morón, tras 27 años de postergaciones y sufrimiento. Por eso, quien imaginaría, en ese momento, que llegaría a esta situación, de tener que abandonar el club, renunciando, en medio de la soledad, y ya, prácticamente, sin apoyo de nadie. Obviamente, que mas allá de todos esos aciertos logrados, y éxitos indiscutibles, muchos errores habrá cometido para que se le revirtiera esa situación favorable. Su personalidad, extremadamente personalista, y sus modos, que por lo general, no eran los mejores, le fue sumando enemigos, y alejando amigos. Esta actitud negativa y equivocada del Presidente, se fue acrecentando con el correr del tiempo. Sumado a que los opositores, no le perdonaron una, y colaboraron, directa o indirectamente, a provocar esta situación extrema de desorden y confusión, que puede concluir en lo peor, y menos deseado : el descenso a la B. Para Meyer, así, todo llegó a un punto, que no tuvo mas retorno, y ya sin siquiera el apoyo de su propios compañeros de CD, quienes le solicitaron la renuncia, tuvo que acceder a alejarse de la conducción, para descomprimir un poco la situación insostenible en que se halla el club. Ahora, Deportivo Morón queda bajo la conducción del Vice-Presidente, Roque Labbozzetta, un dirigente muy activo, que hace años viene integrando las distintas Comisiones, y ahora le toca enfrentar el duro y difícil desafío de encauzar y enderezar un barco que anda casi, casi a la deriva, y sin rumbo. Futuro incierto para un club, que no termina de aunar criterios y voluntades en pos de concretar una construcción seria e importante, y que no cuenta, ni adentro ni afuera, con las figuras indiscutibles, que permitan lograr el gran crecimiento que Deportivo Morón merece.
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