viernes, 11 de diciembre de 2015

No pudo ser. Almagro fue mucho mas. Otro año mas que Morón termina frustrado y debe seguir en la "B"


Era difícil. Muy difícil. Había que levantar un 0-4 de ida. Y no pudo ser. Lejos, muy lejos quedó la ilusión. Solo quedó bronca por la frustración de tener que soportar un año mas, competir en una categoría que cualquiera se da cuenta que le queda muy chica al Gallo. Pero también hubo reconocimiento para este plantel que llegó a esta instancia. Porque llegó hasta la final, cuando en muchos momentos, pareció que sería un objetivo casi imposible. Pero el equipo tuvo mucha voluntad para enfrentar las dificultades que le presentaban, como ese importante atraso económico (hasta 5 meses de sueldo en muchos casos), que increíblemente está tardando tanto en, al menos, disminuir. 
Para la gente, el equipo, finalmente : cumplió. El partido resultó ilevantable para el Gallo. La gente, emocionante : un espectáculo aparte. FOTOS : Fabián Acuña.

Morón puso todo, y así avanzó a esa instancia : la final. Pero, sorpresivamente, un gallo con muchos errores entregó prácticamente el ascenso en el primer partido. Cuatro goles de diferencia presentaba un panorama muy complicado como para revertir. Tendría que tener una tarde prácticamente perfecta : no cometer ningún error Su rival, derrumbarse prontamente, y tener una dosis de fortuna no habitual. Nada de eso pudo cristalizarse. A pesar de jugar con fuerza, garra, y voluntad, Morón no pudo estar ni siquiera cerca de la hazaña porque le faltó lo que le faltó todo el año : fútbol. No tuvo conducción, tampoco claridad, y Almagro, bien parado, y seguro, neutralizó uno a uno los intentos de un Morón voluntarioso, pero obnubilado, apurado y poco certero en los metros finales, sobre todo. Ni siquiera cuando tuvo un hombre de mas pudo marcar diferencias a su favor. Hubo un momento que la llamita pareció encenderse con el golazo de Mendieta, pero los minutos pasaron y pasaron, y encima la única modificación fue la que no se esperaba, el empate de Almagro. Ahí definitivamente, el Gallo se despidió de todo, y quedó en toda su gente, esa extraña sensación de impotencia ante el destino : ese, que nos sigue condenando, año tras año, a no poder despedirnos de una vez por todas de la "B".

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