El Gallo había sido superior en el partido de ida jugado en Morón, pero se tuvo que conformar con un injusto empate, con el que mucho tuvo que ver el árbitro. Entonces, se tendría que jugar entero en Quilmes, con la desventaja de tener que definir de visitante. Por lo bien que lo había hecho en Morón, igual se le tenía fé al equipo, y se confiaba que...... SIGUE > de todos modos pudiera realizar un buen partido, y en definitiva, quedarse con la serie y seguir adelante. Lo que nadie, seguramente, pudo haber imaginado, ni pronosticado previamente, era que Morón haría tan buen partido, con una superioridad sobre su rival, tanto en el juego como en las situaciones de gol. En lo único que falló Morón, fue en la definición, porque tuvo, no menos de 6 o 7 situaciones netas de gol, y no las pudo definir, a diferencia del local, que recién sobre el final tuvo solo 2 ocasiones de gol. Al final, el Gallo, terminó pagando caro, muy caro, esa falta de contundencia, en la lotería de los penales.
El partido : En los 90 minutos, Morón, en la gran mayor parte del juego, fue ampliamente superior, y en ningún momento fue superado, tan solo, si, existió algún pasaje en que el partido se pudo haber hecho parejo.
De entrada el Gallo, muy bien parado en la cancha, se hizo dueño de las acciones, y también desequilibraba en los últimos metros, logrando crear, ya, dos situaciones de gol, que por poco no se concretaron. Sin embargo, pese a ello, fue Quilmes quien se puso en ventaja, con un gol, al igual del partido de ida,de tiro libre, con cierta complicidad, también, para que parezca todo mas parecido, del arquero Bruno Galván. Pero Morón no lo sintió como sucedió otras veces, y siguió manejando el partido. Por eso, no extrañó que llegara el empate a través de Villalba, aunque con complicidad del arquero local, Saracho. De allí al final, siempre mejor Morón, que tuvo dos ocasiones de gol mas, pero sin poder concretar (Bontempo y Levato lo tuvieron). Por su parte, Quilmes, muy desconcertado, nunca se encontró cómodo, y sufrió el partido. En el segundo tiempo, Quilmes, en algunos pasajes, al menos, pudo emparejar, y el partido tuvo algo mas de ida y vuelta. El cervecero tuvo, así, dos situaciones de gol,logrando crear un peligro, que en todo el resto del partido no había conseguido. El Gallo, igual mantuvo su buena postura, y estuvo cerca en otras dos o tres ocasiones que se le negaron por muy poco. Gastón González lo tuvo en dos, sucesivas. Así, se llegó al final, con un injusto empate que no mostró para nada la realidad del partido. Morón no solo lo había merecido ganar, sino, que, incluso, una mínima diferencia, hubiera resultado exigua. Pero bueno, esto es fútbol, y no es la primera vez que sucede. A veces, hay Justicia, y a veces, no.
Los penales : Por eso, con la decepción de no haber podido lograr en el partido, lo que tanto merecía, se llegó a la definición de los penales, que a veces premia, y otras, castiga. La serie tuvo una perfecta definición de parte de los jugadores de Quilmes, que no fallaron en ninguna ejecución, con tiros muy bien ejecutados. Morón, por su parte, también ejecutó muy bien los suyos, excepción hecha del tiro de Bontempo, que, muy al medio y de rastrón, hizo que el balón le pegara en la punta del pié del arquero local. Por eso, terminó festejando Quilmes, tan solo por haber sido, un poco mejor en los tiros de los 12 pasos. Un premio total y absolutamente exagerado.Morón se fue con la frente alta, masticando bronca, seguramente, pero con la enorme satisfación por lo realizado. Nuestro reconocimiento a este equipo y cuerpo técnico, por haber demostrado un gran nivel en los partidos mas decisivos, y haber dejado todo en la cancha.
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